Cine Ecuatoriano En Brooklyn

Héctor Luis con Gabriel Roldos
Héctor Luis con Gabriel Roldos
La Sexta Muestra de Cine Ecuatoriano en Nueva York llegó el 14 de julio del presente al auditorio de la Iglesia Saint Brigid en el 409 de la calle Linden en Brooklyn. Allí recibían al público muy amablemente y compartiendo sus conocimientos los organizadores de esta velada; Christian Ponce y Gabriel Roldos. El programa comenzó presentándonos los trailers de las distintas películas que se han presentado o se presentaran durante esta VI muestra que ha pasado por Manhattan, Ossining y Queens. En Brooklyn se presentaron dos documentales y una comedia; “VIVA” de David Holguín, “REGISTRO AUDIOVISUAL DE LA MÚSICA Y LAS ARTES DEL ECUADOR FERROVIARIO” de Jaime Molina y “ZUQUILLO EXPRÉS” de Carl West. Antes de la presentación nos obsequiaron con gaseosas “Tropical” y platanitos “Tropic Max”, productos ecuatorianos parte de los auspiciadores del evento.

1069190_10151821822604880_2123349353_n[3]VIVA” recoge la pasión por la patineta (tabla), el “Skateboarding”, el deporte que está ganando nuevos adeptos cada día en Latinoamérica. Y ganar adeptos es la función del equipo compuesto por Andrés Holguín, David Holguín y Pepe Castro promotores de este deporte en la mitad del mundo y el sur del continente. A son de música, muy buena por cierto, y de vez en cuando con el sonido de las ruedas de la tabla sobre el pavimento, su director, David Holguín, nos lleva por varios pueblos de Ecuador; Quito, Guayaquil, Cuenca, Santo Domingo y Ambato, entre otros. La protagonista es la patineta y Pancho Moscoso, con pinta de galán, la impone sobre la acera, escaleras, pasamanos, carretera y paredes junto a David Holguín, Andrés Holguín, Jeff Hidalgo, Paco (Pepe) Castro, entre otros. El estilo y dominio de cada uno se impone con el joven talento ecuatoriano que ya empieza a destacarse en este deporte. Con tomas durante el día y la noche sin pasar por alto las caídas de sus protagonistas, muy pocas por cierto, Holguín nos deleita y visualmente nos hace sentir que estamos sobre una patineta. Al final del documental el director, sabiamente, nos muestra una serie de fotografías en blanco y negro que incluyen las marcas que pueden dejar en las distintas partes del cuerpo los accidentes ocasionados durante esta práctica. En definitiva el documental a gritos nos quiere decir: “¡Viva la tabla!”, “Skate 4 life!”

1014001_10151821822829880_1470254931_n[2]Jaime Molina nos entrega una obra maestra con su documental de 34 minutos “REGISTRO AUDIOVISUAL DE LA MÚSICA Y LAS ARTES DEL ECUADOR FERROVIARIO”. Muy bien documentado y con una variedad y agilidad que no cae en la monotonía que por lo regular reina en este tipo de documental. Antes de comenzar el mismo, Christian Ponce nos informó que el ferrocarril estaba considerado “el más difícil del mundo” dado a la geografía/topografía ecuatoriana. En el mismo, a través de las rutas del ferrocarril del Ecuador se presenta muestras de arte y música de esta nación acompañados por fotos de archivo, la historia, desarrollo e impacto del ferrocarril en Ecuador así como historias y anécdotas de las personas que construyeron sus rutas. Molina recoge la variedad de obras pictóricas donde el ferrocarril es el protagonista, así lo vemos imponerse sobre tejidos, canvas y la artesanía autóctona. La música florece con este fenómeno y las composiciones nos cuentan los sabores o sin sabores del ferrocarril en la vida de los habitantes; melancólicas cuando vemos a los hijos partir en el hacia el ejercito, alegres y románticas cuando nos traen los seres queridos. Es que el ferrocarril en el documental es planteado como el canal de comunicación entre los ecuatorianos desde el tiempo de su gestación en el 1872. El testimonio de personas que de una u otra forma estuvieron vinculados en el proceso de construcción de vías y enlaces así como el valor que tiene para algunos el uso del ferrocarril fue impresionante. ¡Vemos hasta la viuda de Jaramillo que es fanática del ferrocarril! El enlace entre los pueblos ha servido para enriquecer las artes y música popular. Música que trata de sobrevivir hoy día ya que como señala uno de los músicos/compositores en el documental, “Hoy día tenemos música chicle que se masca y luego se desecha.”

993341_10151821822159880_155394402_n[2]No habían pasado 5 minutos de los 110 que componen la cinta, “ZUQUILLO EXPRÉS” cuando la sala comenzó hacer eco de las carcajadas. Es que parece ser que el público presente conocía muy bien “Las Zuquillo”, un producto de la televisión ecuatoriana ahora convertido en el 1er largometraje del Ecuador basado en un teledrama. Su director, Carl West, se la jugó fría llevando los personajes creados por Luis Miguel Campos al celuloide. Uno no se imagina a otras actrices interpretando estos personajes más grandes que la vida misma, tan es así que el nombre de los personajes es más grande que el de las actrices en los créditos como un sello del que no las podremos desprender. Al terminar la cinta una comienza a repetir el nombre de las Zuquillo mientras una sonrisa se nos dibuja en los labios, es que no queremos olvidar esos nombres, es la sensación que dejan a los que las conocimos por primera vez. 4 actrices muy distintas una a la otra; Martha de Salas (Meche), Marcela Campos (Nacha), Mabel Cabrera (Charo) y Tania Salas (Lucha). 4 personajes bien delineados, confeccionados y saboreados por cada una de ellas. Las 4 llevaron a puerto seguro la odisea diseñada por Campos. ¡Son las Mosqueteras del cine ecuatoriano!

La trama muy sencilla, las 4 perdieron sus puestos en el mercado donde trabajan al este derrumbarse por el deterioro y deciden irse a las Estados Unidos. Como no tienen visa usan una agencia de viajes que ofrece un plan “exprés” que resulta muchísimo más económico ya que va por vía terrestre. Son capitaneadas por un “coyote” llamado Wilmer, muy bien interpretado por Eduardo Mosquera. Wilmer es recordado durante la cinta por su sello personal de decir, “Para llegar a Estados Unidos hay que pasar por…” y les hace creer a las protagonistas que van por distintos países cuando en realidad no han salido de Ecuador. Cosa que para nada nos sorprende ya que estas chicas no conocen nada de geografía y una de ellas confunde el ir a pasar por Costa Rica por ir a Puerto Rico, me emocionó oír mencionar a mi país dentro de las carcajadas que me sacó. Las Zuquillo terminan burladas pero felices de que compartieron “de maravilla” la travesia.

Pero esta sencillez está requeté adornada de peripecias, muy bien dirigidas y filmadas bajo el comando de West, que nos hacen morir de la risa, aunque no seamos ecuatorianos. Para contarnos visualmente la historia, West se valió de todo, desde imponer anuncios directos de los patrocinadores de la cinta hasta usar consabidos clichés de la televisión sin perder la verdad de sus protagonistas. Las tomas de la geografía-topografía ecuatoriana fueron muy bien logradas. También West logró maravillosamente imponer el asunto surrealista que marcó Campos al usar el sagrado recurso de lo mágico real que tanto adorna nuestra literatura. Es así como disfrutamos visualmente de un mundo de hadas en el sueño de una de las protagonistas que intentó suicidarse y donde le anuncian que se casará con un americano, una virgen que se baja de su altar para decirle a una de las protagonistas que debe irse a Estados Unidos y otra virgen que le sale en un sueño a otra de las Zuquillo para pedirle le traiga algo del viaje y no podemos pasar por alto el ejército de animales que tiene una de ellas en su casa incluyendo una vaca.

Todos quedamos muy complacidos con esta presentación en Brooklyn y ya pedimos a gritos la próxima entrega de cine ecuatoriano en nuestro condado. ¡Felicidades Christian Ponce y Gabriel Roldos! Gracias por su excelente labor promoviendo el cine ecuatoriano.

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